Cada vez son más las personas que refieren tener problemas de autorregulación y conducta indistintamente de su edad. Como profesionales sabemos que algunas situaciones vividas a lo largo de la vida, y en especial durante la infancia o adolescencia, pueden llegar a desarrollar fobias, traumas o incluso ataques de pánico e ira que en ocasiones se transforman en dificultades para gestionar el autocontrol.
Al mismo tiempo, y de un modo menos patológico, hay situaciones naturales de la vida que a todos nos pueden llegar a desbordar, presentando dificultades para manejar nuestras emociones, y a la vez puedan llegar a afectar en las dinámicas familiares. Un ejemplo común son los procesos de duelo, ya sea por separación o defunción. Cabe decir que ante una situación de divorcio o de defunción, en especial a los niños y adolescentes, se les juntan muchos recuerdos con miedos por el futuro, generando en ellos inseguridad, ansiedad o dependencia emocional, que pueda llegar a distorsionar su conducta.
Como profesionales, no podemos eludir tampoco que el propio desarrollo en la infancia y la adolescencia, tiene fases que se caracterizan por rabietas y/o desafíos, presentando nuevamente en ellos dificultades para autorregularse. Es acertado en estos momentos que como profesionales podamos acercarnos a las familias, con tal de proporcionar las herramientas necesarias para el autoconocimiento y la autorregulación, así como estrategias parentales.